Opal Tometi: Combatir la discriminación racial

22 de mayo de 2017

Opal Tometi es cofundadora de la iniciativa Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan), un movimiento de activismo internacional que promueve los derechos humanos y la dignidad de las personas de piel negra. En fechas recientes, la Sra. Tometi estuvo en Ginebra (Suiza) para participar en el 20º periodo de sesiones del Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes (3-7 de abril) y las consultas sobre la sociedad civil celebradas el 5 de abril. Entre esas actividades, la Sra. Tometi hizo una pausa para charlar con miembros del personal del ACNUDH acerca de la importancia de los mecanismos internacionales de derechos humanos en la lucha contra el racismo.

1. ¿Por qué se encuentra usted hoy en la Oficina del ACNUNDH en Ginebra?

Hoy estoy aquí en calidad de miembro de la sociedad civil para participar en el 20º periodo de sesiones del Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes, que examinará los problemas que afectan a los negros en el mundo entero. He venido a Ginebra porque quiero determinar de qué manera podemos establecer una colaboración de ámbito mundial en materia de justicia social y derechos humanos.

Creo que nuestras comunidades podrían beneficiarse si conocieran la labor de los diversos foros de las Naciones Unidas y participaran en ellos. El marco jurídico internacional del derecho de los derechos humanos puede ayudarnos a abordar algunos de los problemas centrales de la sociedad estadounidense –tales como la impunidad de los agentes de policía que matan a negros- que el marco jurídico nacional de referencia de los derechos civiles no trata adecuadamente. El prejuicio contra los negros es universal. El racismo estructural repercute en la población negra y en su calidad de vida y sus libertades en todas partes. De modo que es importante reforzar la solidaridad con los movimientos y los miembros de la sociedad civil en estos foros internacionales.

2. ¿Cómo puede su movimiento aprovechar los mecanismos de las Naciones Unidas encargados de afrontar el racismo?

Yo y muchos otros activistas en Estados Unidos creemos que el movimiento de los derechos humanos tiene que evolucionar y comprender las implicaciones mundiales del racismo estructural. Esto significa que debemos colaborar con las Naciones Unidas y con toda una gama de órganos de derechos humanos. La realidad es que el racismo contra los negros se manifiesta por doquier –un fenómeno mundializado en gran parte por el legado de la esclavitud de los pueblos africanos, el legado colonial y las actuales relaciones neocoloniales-. Es preciso que abordemos los hechos reales –y nosotros disponemos de un volumen abrumador de informes, estadísticas y relatos que ilustran el hecho de que los negros mostramos resultados desiguales en cada sector de la sociedad y en cada contexto geográfico. Esto no es un asunto estrictamente nacional, sino un fenómeno mundial. Es importante recordar que otros héroes de la lucha por los derechos humanos que actuaron antes que nosotros, por ejemplo Martin Luther King y Malcolm X, hicieron llamamientos a la comunidad internacional y a instituciones mundiales como las Naciones Unidas para que intercedieran ante las injusticias que padecían las comunidades negras. Resulta a la vez alentador comprobar que tenemos una tradición de lucha por los derechos humanos en el ámbito internacional y a la vez inquietante, porque seguimos luchando por algo tan básico para la humanidad como la capacidad de vivir una vida de calidad.

Las Naciones Unidas disponen de herramientas y recursos importantes que pueden emplearse para afirmar y apoyar a las comunidades oprimidas. Uno de esos recursos de especial pertinencia para las comunidades con las que trabajo es el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD), que supervisa la aplicación de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. Es significativo saber que hay un órgano y un sólido conjunto de documentos y mecanismos que han llegado a la conclusión unánime de que el racismo es una violación de derechos humanos.

3. El movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan) se ha reproducido en numerosos países donde las comunidades negras están estigmatizadas. ¿Se comprende mejor ahora la idea de que el racismo es un problema de derechos humanos?

Sí, casi todo el mundo sabe ya que el racismo es una violación de derechos humanos, pero los activistas no necesariamente adoptan estrategias para abordarlo desde este punto de vista jurídico tan ventajoso. Yo quiero alentar a las comunidades negras de todo el mundo a que apliquen las herramientas y estrategias que ofrece el marco de trabajo de los derechos humanos. Es algo a la vez profundo e increíblemente sencillo. Somos seres humanos y tenemos derecho a determinada calidad de vida. Cada uno de nosotros se lo merece, por lo que debería ser un derecho inalienable. Y el conjunto de esos derechos constituye un nivel de referencia –en este punto, ni siquiera estamos hablando de justicia concreta, que podría significar reparaciones jurídicas, etc-. A menudo vemos que los mecanismos y las herramientas de derechos civiles estadounidenses son decepcionantes, porque están limitados en lo tocante a su aplicación y sus repercusiones. Los instrumentos internacionales de derechos humanos son normas universales y pueden aplicarse a escala mundial. La dignidad inherente del ser humano se afirma en el ámbito de los derechos humanos, mientras que en el ámbito de los derechos civiles mucha gente se queda atrapada en cuestiones semánticas relativas a la ciudadanía, algo que a uno le pueden quitar. En las comunidades con las que trabajo, que están penalizadas por motivos de raza o de condición migratoria, no hay solución por esa vía, pero los derechos humanos afirman otra cosa, confirman que nuestras vidas sí importan.

4. Usted ha dicho que su iniciativa es un movimiento de derechos humanos. ¿Podría ampliar esa idea? ¿Cuál es su respuesta a la gente que afirma que todas las vidas importan?

Sí, lo he dicho. El movimiento Black Lives Matter no es únicamente un movimiento de derechos civiles, es un movimiento internacional de derechos humanos. Lo es por necesidad. El trato injusto que la población negra tiene que afrontar ocurre en muchos países y afecta a cada faceta de nuestra vida. Somos un movimiento de derechos humanos porque nuestras demandas son más hondas que las que se formulan desde la perspectiva de los derechos civiles. Además, somos parte de una familia mundial de personas negras. En gran medida nuestra belleza y nuestra fuerza se derivan de la convicción que somos parte de esa comunidad, estemos donde estemos.

En lo que atañe al concepto de “todas las vidas importan” como respuesta a “las vidas de los negros importan”, sólo tengo que decir que la afirmación de mi condición humana y la defensa de las personas negras constituyen una postura en pro de los derechos humanos y la justicia. Esa reivindicación no disminuye ni menoscaba los derechos, la dignidad o la libertad de otras personas. Fui fundadora de Black Lives Matter porque, en realidad, creo que todas las vidas importan –de modo que cuando escuchamos relatos y leemos informes que ponen de manifiesto que a las vidas de los negros no se les otorga el mismo valor en Estados Unidos, tenemos la obligación moral de cambiar esa situación. Me siento estimulada porque, literalmente, millones de personas en Estados Unidos y en el resto del mundo comprenden esto y han salido a las calles a proclamar que “las vidas de los negros importan”, porque están convencidos de que el racismo está vivo y activo y que es preciso frenarlo.

5. ¿Cuáles son los métodos prácticos para que la gente defienda los derechos humanos en todas partes del mundo? ¿Cómo puede la gente poner manos a la obra?

La gente puede defender los derechos humanos en cualquier lugar si se enfrenta al racismo sistémico en su propio contexto. Si la gente se toma en serio la lucha por la justicia en sus propias comunidades, y se une con los inmigrantes y otros compañeros de la comunidad internacional, creo que eso reforzará los derechos humanos de todos. Quisiera exhortar a mis hermanos y hermanas a que colaboren más activamente con este gran conjunto de instrumentos internacionales de derechos humanos, que tan profundamente ratifica nuestros derechos.

En realidad, el racismo en contra de los negros es un fenómeno mundial y parece diferente en cada contexto, pero si se observan sus resultados, si se escucha a las víctimas y se examinan sus experiencias, se comprueba que es un fenómeno evidente y que ocurre en el mundo entero. En Brasil vemos que los agentes de la ley matan cada vez más personas negras desarmadas. En lugares como Francia, hay miles de negros africanos que han solicitado asilo y como se encuentran sin domicilio fijo se ven obligados a montar su propio campo de refugiados bajo los puentes de París. Carecen de instalaciones sanitarias y no tienen comida. A algunos se les expulsa. Estos son ejemplos de injusticia por motivos raciales. Los negros son víctimas de la violencia en Asia y en muchos otros lugares del mundo. Por ejemplo, en Kuwait, un empleado de hogar de origen etíope fue empujado por la ventana de un séptimo piso. El sufrimiento de los negros en el mundo entero es horrible y debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para terminar con eso, definitivamente.

“La realidad es que estamos aquí. Este es el color de nuestra piel. Esto es lo que somos y somos hermosos. Necesitamos un mundo que respete nuestra condición humana, nuestra dignidad inherente. Ese mundo ya tarda en llegar”.

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